La escritora Diamela Eltit, además, analiza el protagonismo de las cónyuges de los candidatos a la presidencia
Esposa de Arrate: "La figura de la primera dama me parece anacrónica e indigna"
Paulina Toro G
Escritora, académica de la Universidad de Nueva York, da charlas allá, es de izquierda y ferviente luchadora para evitar que hasta en el lenguaje se subordine a la mujer respecto de su marido, esposo, pareja o novio. De hecho le carga que la llamen “la mujer de”.
Damiela Eltit no se ha visto ni en la tele junto a su cónyuge Jore Arrate, ni sentada entre las rubias mujeres de los otros candidatos. Incluso dice que, si Jorge llegase a ser presidente, ella seguiría en sus clases, sus libros, sus cosas.
Por lo mismo, ¿qué le parece el protagonismo adquirido por Karen, Ceci y Martita, las esposas de los otros candidatos? Responde: “Creo que forman parte de una política generalizada de frivolización de la política. No es casual, es una táctica neoliberal que esconde los verdaderos problemas que presenta esta elección, la crisis de un modelo económico que requiere ser repensado enteramente”.
Pero hay quienes piensan que frivolizar la política ayuda a simplificar sobre áridos temas.
Sí, siempre hay una franja que frivoliza la política con el fin de incrementar la industria del entretenimiento y puede ser saludable. Pero otra cosa es cuando el único espacio posible es el de una interesada anecdótica frivolización que impide debatir los problemas nacionales. Se trata de un programa político neoliberal que busca invadir el espacio público para distraer a la población.
Se ha dicho que entre Cecilia Morel y Karen Doggenweiler hay una visible afinidad. ¿Cree que se teje una colusión entre ellas versus Larraechea?
No me parece importante la relación que tengan, es anecdótica. Los que sí requieren ser analizados por la ciudadanía son sus maridos, los dos candidatos a la presidencia y examinar si allí existe una colusión.
Siendo usted una ferviente defensora de los roles de la mujer, ¿cómo sería idealmente el de una primera dama?
No creo en la figura de la “primera dama”. Me parece anacrónica e indigna de la democracia. Indicaría que las otras damas de la nación, la totalidad de las ciudadanas chilenas, serían damas de segunda y así se podría pensar en damas de tercera o de cuarta. No pues, eso sí que no.
¿Cómo debe ejercerse ese rol entonces?
Depende pues de las capacidades y formaciones de cada persona. Si alguien está habilitada profesionalmente para trabajar con la complejidad y rigurosidad que requieren las organizaciones sociales, me parece muy bien. Pero yo prefiero la fórmula de la Presidenta Bachelet (quien prescindió simplemente de un primer damo).
Usted es la única que no aparece junto a su marido en esta descarnada campaña. ¿Qué le diría a la gente que cree que Arrate anda medio solito?
Lo que Arrate ha tenido que enfrentar “solito”, como dice usted, en esta “descarnada carrera presidencial” es la terrible y sincronizada discriminación por parte de los medios para promover sus ideas y poner la opción de izquierda en el espacio público como una alternativa de gobierno en Chile. Yo soy una mujer de izquierda y Jorge Arrate cuenta con mi apoyo político.
¿Por qué debieran los chilenos elegir a Arrate?
Me permito citar el debate presidencial de TVN. Allí, la ciudadanía pudo apreciar las capacidades políticas e intelectuales de Jorge Arrate. A nivel electoral, pienso que es hora de establecer un giro político que rompa la terrible desigualdad que hoy nos avergüenza. La izquierda representada hoy por Arrate tiene esa misión y esa visión.
Damiela Eltit no se ha visto ni en la tele junto a su cónyuge Jore Arrate, ni sentada entre las rubias mujeres de los otros candidatos. Incluso dice que, si Jorge llegase a ser presidente, ella seguiría en sus clases, sus libros, sus cosas.
Por lo mismo, ¿qué le parece el protagonismo adquirido por Karen, Ceci y Martita, las esposas de los otros candidatos? Responde: “Creo que forman parte de una política generalizada de frivolización de la política. No es casual, es una táctica neoliberal que esconde los verdaderos problemas que presenta esta elección, la crisis de un modelo económico que requiere ser repensado enteramente”.
Pero hay quienes piensan que frivolizar la política ayuda a simplificar sobre áridos temas.
Sí, siempre hay una franja que frivoliza la política con el fin de incrementar la industria del entretenimiento y puede ser saludable. Pero otra cosa es cuando el único espacio posible es el de una interesada anecdótica frivolización que impide debatir los problemas nacionales. Se trata de un programa político neoliberal que busca invadir el espacio público para distraer a la población.
Se ha dicho que entre Cecilia Morel y Karen Doggenweiler hay una visible afinidad. ¿Cree que se teje una colusión entre ellas versus Larraechea?
No me parece importante la relación que tengan, es anecdótica. Los que sí requieren ser analizados por la ciudadanía son sus maridos, los dos candidatos a la presidencia y examinar si allí existe una colusión.
Siendo usted una ferviente defensora de los roles de la mujer, ¿cómo sería idealmente el de una primera dama?
No creo en la figura de la “primera dama”. Me parece anacrónica e indigna de la democracia. Indicaría que las otras damas de la nación, la totalidad de las ciudadanas chilenas, serían damas de segunda y así se podría pensar en damas de tercera o de cuarta. No pues, eso sí que no.
¿Cómo debe ejercerse ese rol entonces?
Depende pues de las capacidades y formaciones de cada persona. Si alguien está habilitada profesionalmente para trabajar con la complejidad y rigurosidad que requieren las organizaciones sociales, me parece muy bien. Pero yo prefiero la fórmula de la Presidenta Bachelet (quien prescindió simplemente de un primer damo).
Usted es la única que no aparece junto a su marido en esta descarnada campaña. ¿Qué le diría a la gente que cree que Arrate anda medio solito?
Lo que Arrate ha tenido que enfrentar “solito”, como dice usted, en esta “descarnada carrera presidencial” es la terrible y sincronizada discriminación por parte de los medios para promover sus ideas y poner la opción de izquierda en el espacio público como una alternativa de gobierno en Chile. Yo soy una mujer de izquierda y Jorge Arrate cuenta con mi apoyo político.
¿Por qué debieran los chilenos elegir a Arrate?
Me permito citar el debate presidencial de TVN. Allí, la ciudadanía pudo apreciar las capacidades políticas e intelectuales de Jorge Arrate. A nivel electoral, pienso que es hora de establecer un giro político que rompa la terrible desigualdad que hoy nos avergüenza. La izquierda representada hoy por Arrate tiene esa misión y esa visión.
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